Samuel Daniells pintó así a un espécimen de quagga sobre 1805 en el libro African Scenery and Animals. © Stapleton Collection/Corbis
Esta obra es un libro de difícil clasificación, a medio camino entre la novela y la crónica periodística, pues la intención de reseñar la vida de conocidos animales extintos está en relación con los hombres y las sociedades que los extinguieron. Por un lado la etología, por otro lado, la historia y una pizca de literatura.
Un buen día se extinguió el león del Atlas, el quagga, el tigre de Bali…y nos quedamos tan panchos. Son nombres de animales que responden a exotismo y viajes llenos de aventuras, pero que en el fondo encierran el debate entre la vida salvaje y el desarrollo humano. Y es que a la vida de los animales salvajes hay que añadir la adolescencia, el sabor de la inocencia y de la fractura de los límites de la realidad. El sueño de la naturaleza virgen se apelmaza con la ecológica inspiración de personajes como Félix Rodríguez de la Fuente o David Attenborough en la mente de un adolescente.
De esta forma, el bisonte de las praderas va unido irremediablemente a los pieles rojas, el tigre a los británicos que se apoderaron de la India o el pájaro dodo a los marineros ingleses que hollaron la isla Mauricio en el siglo XVIII. Personajes sacados de la la pluma de Patrick O’Brian o históricos, como el conde László Almásy, conviven con hombres anónimos de carne y hueso. Literatura, historia y recuerdos de una infancia que se resiste a marcharse se dan la mano en las entretenidas páginas de este singular libro. Las extinciones son, ante todo, un pedazo de buena literatura por entregas.
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