Panorámica de la ciudad de Nueva York desde el Top of the Rock, mirando hacia el sur, donde destaca el Empire State. © Guillén Pérez
Ahora que el sector inmobiliario dormita como un monstruo prehistórico en una cueva, conviene echar un vistazo —breve— a la historia del urbanismo de la mano del profesor Fernando Chueca Goitia gracias a la obra Breve historia del urbanismo. Y si ese recorrido se acompaña de un visionado del célebre vídeo de youtube titulado Españistán, pues no nos queda otra cosa que sorprendernos por las tremendas similitudes. Al hombre le dio un buen día por vivir en sociedad y parece ser que ahí empezaron sus problemas, inmobiliarios, se entiende.
Porque donde hay ciudades, el mayor exponente de la vida en sociedad, hay desarrollo, un mayor grado de justicia y, sobre todo, de libertad. Por eso el autor añora la ciudad medieval, nacida al calor de los gremios y de la independencia del poder de los señores. Donde comenzó el cobro de los impuestos y surgieron las profesiones liberales. Cada calle o plaza era distinta al resto y tenía un sello especial que la diferenciaba del resto de ciudades. ¿Han paseado alguna vez por las ciudades de Flandes?
Pero un buen día llegó la era industrial y en esas estamos, en ese pozo de la especulación, del desarrollo meramente especulativo, de la expropiación, de los planes de urbanismo… En fin, de ciudades insalubres, calurosas en verano, frías en invierno, desmesuradas, con transportes públicos inadecuados, contaminadas… La lista podría seguir, por eso habla el autor incluso de ecología urbana y de las soluciones que ha propuesto conocidos urbanistas. Un reto apasionante.