Un gran reto flamenco plantea la cantaora Laura Vital con el proyecto artístico Así que pasen 25 años. © Félix Vázquez
Laura Vital es cantaora sanluqueña y una de las figuras más representativas del flamenco actual. Su voz ha sido avalada por una treintena de premios, donde destaca el Giraldillo del Cante en el Concurso Internacional de Jóvenes Flamencos de la XI Bienal de Flamenco de Sevilla. Además ha obtenido el Premio Mujer Emprendedora 2010 de la Delegación de Igualdad de la Mujer, Premio Cádiz Joven del Instituto Andaluz de la Juventud en la promoción de Cádiz en el exterior, Medalla de oro de su localidad natal, así como premio Flamenco Hoy de la Crítica Nacional Flamenca al mejor disco Revelación de cante por su álbum Tejiendo Lunas, entre otros.
Pero su trayectoria no viene marcada por los premios, sino por su derroche en los escenarios, de los que se cumplen ahora nada menos que veinticinco años, pues esta cantaora lleva sobre los escenarios desde que cumplió los doce. Por eso, la artista ha decidido celebrarlo de una manera muy especial: en los escenarios y con buena compañía, una pléyade de nombre acrisolados por la crítica en el exigente mundo del cante flamenco.
Con la intención de estrenarlo en el Auditorio La Merced de su tierra natal, Así que pasen 25 años se encuentra actualmente en pleno proceso creativo “del que pueden salir muchas cosas porque, cuando te embarcas en algún proyecto escénico, siempre salen recursos” como, por ejemplo, un nuevo trabajo discográfico. Por ello, ha elegido a algunas de las personas, de los artistas que tanto han significado en este devenir: desde su propio padre —la herencia familiar— a los demás artistas del ayer y del hoy, imprescindibles en su ya consolidada carrera.
En el año 2007 tras una convocatoria de mérito pública obtiene el nombramiento de Profesora de Cante Flamenco del Conservatorio Profesional de Música de Sevilla, convirtiéndose en la primera profesora en impartir Música Flamenca en un Conservatorio público. Licenciada en Psicología por la Universidad de Sevilla y miembro del patronato de la Fundación Eduardo Domínguez Lobato. Con estas mimbres artísticas, su dominio del cante flamenco es proverbial.
Su primer disco, grabado con la firma Fonoruz, titulado Cantando junto a la mar vio la luz en el año 1995. Su segundo trabajo discográfico vino de la mano de la firma discográfica Senador con motivo del primer premio de Jóvenes intérpretes del cante de la Bienal de Sevilla, que lleva por título Jóvenes Flamencos de la XI Bienal (2001). Ahora la cantaora, con su nuevo proyecto en ciernes, se encuentra en la encrucijada de poseer con su cante la mirada del presente, pero con el pasado y el futuro en un mismo punto artístico. Veinticinco años nunca fueron nada.