Emisión de 1943 de la serie básica de Jorge VI en tono pizarra-violeta con dentado 13 y con un facial de tres peniques y medio. © Colección del autor
Una de las películas más interesantes de estos años es sin duda El discurso del Rey, que cuenta las desventuras de un monarca de rebote —su hermano Eduardo VIII renunció al año de ser coronado— y que arrastraba un grave problema desde su infancia: era tartamudo. El filme es cuidadoso con la historia y a los plebeyos nos encantan los rituales de la realeza, sobre todo, cuando un rey tiene que rozarse con aquellos ciudadanos de baja condición social, es decir, un logopeda nada convencional y amante de los dramas de Shakespeare.
La llegada de un nuevo monarca supone para la Filatelia tiempos de esperanzas, de cambios en los diseños de los sellos y de inicios de nuevas colecciones. Puede ocurrir que nuestra peripecia por el mundo de los sellos sea el reinado de un monarca o el final de un conflicto bélico. Pues aquí, en un rincón de España también había emisiones postales con la efigie de Jorge VI (1895-1950), lo teníamos a la vuelta de la esquina. En Gibraltar no hubo tiempo de emitir enteros con su hermano, pero desde 1937 y hasta su muerte se prodigaron los motivos de la serie básica de 1938.
Serie de los correos del Canadá de 1950 con al efigie del rey Jorge VI. © Arpin Philately
Tiempos difíciles le tocó vivir a Jorge VI con el inicio del nazismo y la posterior II Guerra Mundial. Como muestra, el botón de la imagen de este artículo. En un cartucho, en el ángulo superior izquierdo, el perfil del soberano, a la derecha el escudo de armas del Peñón y, como motivo central, una espectacular vista de la Roca, además un buque de pasajeros y otro de guerra, tal vez un acorazado, en la bahía de Algeciras. El sello fue emitido en 1943, cuando Gibraltar era un lugar estratégico de primera magnitud, la llave del Mediterráneo frente a la armada italiana y los submarinos alemanes.