Retrato imaginario de Enrique IV de Castilla debido a los pinceles de José María Rodríguez de Losada. © Monarquía española

Ahora que está de moda la serie Bones y en los institutos de enseñanza más de la mitad de los alumnos quieren convertirse en forenses, no está nada mal sumergirse en el pasado. Y allí, en el limbo de la Historia, está Gregorio Marañón. Fue este señor médico y, sobre todo, ensayista, y se atrevía con cualquier tema, con la sana intención de divulgar conocimiento. ¡Vaya intención en estos tiempos que corren! Un buen día de 1941 recibió una llamada telefónica: se había encontrado en el Monasterio de Guadalupe los restos mortales de Enrique IV de Castilla, el último de los Trastámaras.

La momia del rey estaba en buen estado a pesar del tiempo transcurrido y no se le ocurre otra cosa a Marañón que hacer una disección tanto del personaje (sus enfermedades) como de la época, una de las más convulsa de nuestra historia, ríete tú de los Tudor en la aterciopelada serie de televisión. Así surgió Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo. Enrique IV nunca fue un rey convencional, su diagnóstico completo es el siguiente más o menos: displasia eunucoide con reacción acromegálica, y que en la actualidad se define como una endocrinopatía, posiblemente un tumor hipofisari, manifestando litiasis renal crónica, impotencia, anomalía peneana e infertilidad, además de caracteres psico-patológicos. Casi nada.

Y hete aquí que la salud de un reino es la de su soberano, o eso al menos se creía en el siglo XV. Por eso, la lista de taras que hemos enumerado anteriormente se centraban en encontrar un heredero al trono. Se dice incluso que era homosexual y que pudo dejar embarazada a la reina gracias a una inseminación rudimentaria conocida per cannam auream. La falta de heredero dio lugar a una guerra civil y, como consecuencia de la misma, el advenimiento de los ilustres Reyes Católicos. Marañón, entre tanta sexualidad dispersa, se hace la (eso mismo) un lío.

Portada del ensayo.  © Iberlibro

El rey se divierte

¿Quién dijo crisis en los extensos dominios de la monarquía hispánica en el siglo XVII? Para nada, todo lo contrario. Derroche, dispendio en fiestas, en favores del privado, en celebraciones de la corte, en los fastos de los Reales Sitios, en las comedias palatinas, en las fiestas naúticas, en las cacerías regias, en las corridas de toros, en los desfiles carnavalescos, en las mojigangas y … Así era la España de Felipe IV, el rey planeta, y así la cuenta José Deleito y Piñuela en su libro El rey se divierte. La Casa de Austria se derrumba, pero las formas hay que mantenerlas, el cuarto de los Felipe no tiene por qué acabar con ciertas tradiciones.

Ese es el panorama que ofrece la Villa y Corte en las últimas décadas del siglo XVII y con heredero al trono —triste eslabón de la consanguinidad— que es llamado El hechizado por la plebe, Carlos II. Para ello el autor de este magnífico ensayo nos introduce en el antiguo Alcázar de Madrid, nos cuenta el protocolo de los cortesanos, el nacimiento de los infantes, la vida marital e íntima de los monarcas, las circunstancias laborales de un pintor que por allí conspiraba, llámase Diego Velázquez, y las intrigas de privados, ministros y consejeros. Puro desagüe de las finanzas.

Así que no resulta muy difícil la traslación a nuestros oscuros tiempos de aquella monarquía catolicísima a la que nunca se le ponía el sol. De épocas de bonanzas pasamos sin solución de continuidad a crisis sistémicas, pues en los Siglos de Oro había una delgada línea que separaba el Estado del bolsillo del monarca, de ahí que un revés en la política europea supusiera ahorrar en la cera de los velones de palacio. ¿Les suenan de algo esas gazmoñerías presupuestarias?

 

Portada de la obra.  © Casa del Libro

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies