Escultura cerámica Palas Atenea, diosa de la sabiduría, de la estrategia y de la guerra justa. © Antonio Marín
Hay veces que las lecturas modernas atrofian y ocurre porque las historias se apelmazan como en un depósito fósil. Entonces necesitamos aclarar las líneas maestras, los puntos cardinales que no se mueven del mapa por muchos siglos que se sucedan. Eso son los mitos, una explicación básica de nuestras necesidades y de nuestros fines en este mundo. Y los hay para todos los gustos, como los refranes, unos se niegan a otros y, en la mayoría de las ocasiones, se complementan.
¿Apuntamos algunos mitos? Pues me quedo con los de siempre, los de la antigua Grecia, esos que nos siguen fascinando y que todavía son droga dura para los escritores, pintores o escenógrafos, por ejemplo. El pobre Jasón sigue buscando en los confines de la Cólquide el vellocino de oro, Ulises busca su patria y Aquiles sabe que va a morir, pero se piensa en sus adentros si sentirse querido por unos nietos o pasar a la posteridad por morir a los pies de la muralla de Troya como un valiente.
Qué quieren que les diga, a mí me cae grande James Joyce, la Coca-Cola o José Mourinho si es que esos son los mitos de la actualidad. O ya que estamos, el mito de la cultura emprendedora o del desarrollo sostenible. Me niego a sucumbir a sus redes (mediáticas). Por eso, prefiero la magia de la hechicera Circe (no se debía vivir muy mal en su isla de Eea, ejem…) o la salud mental de Tiresias en los momentos de crisis.
Por eso, no viene mal un vistacillo a Mitos, viajes, héroes, la última obra de Carlos García Gual, un recorrido amable por los mitos de siempre, sus interpretaciones y la influencia posterior en la cultura occidental. ¡Por los dioses del Olimpo,… evidentemente!
Portada del libro. © Mercado libre