Los buques de guerra de la Royal Navy HMS Hood y HMS Renown sirven de inspiración a una postal. © Colección del autor

Viajemos a Los Barrios, en la provincia de Cádiz. Es un soleado viernes 6 de junio de 1944. El señor E. B. (supongamos que es un hombre) escribe unas líneas en una postal, que posteriormente mete en un sobre, pues no lleva franqueo alguno. La imagen, como pueden observar, muestra dos señores que parecen judíos (por aquello de los sombreros) sentados en el puerto de Gibraltar con dos buques de guerra al fondo, y la firma en la postal de Lucien Besnard Roisin, un famosísimo fotógrafo y diseñador de tarjetas postales. Así que suponemos (un verbo muy apropiado en este tipo de artículos) que E. B. la metió en una carta y se la mandó a un conocido suyo.

Dejemos que hable el protagonista: «Al ver esta magnífica foto, enseguida pensé, ésa será para (ilegible), pues aún me acuerdo de tus caprichos y gustitos, yo sé que te gustan los barcos de guerra». ¿Es un viejo amigo? ¿Una amiga? Si nos ponemos más dramáticos, ¿se separaron por culpa de la guerra? Sigamos leyendo: «Ahí tienes dos unidades, de las más importantes de la flota británica, ancladas en la importante base naval de Gibraltar. Según me han dicho el de la izquierda es el ya hundido Hood, y el de la derecha el Renown«.

Texto con algunas lagunas de interpretación del reverso de la postal que ilustra este artículo. © Colección del autor

Nuestro reportero improvisado aclara: «Me parece que me han enredado, y esto me lo dijo un amigo de ahí. Ya me perdonarás si esto no es cierto, pues no estoy nada fuerte en esta materia. Tú eres un (ilegible) y sabrás pronto discernir cómo son». Así acaba su postal. Efectivamente el HMS Hood, último crucero de batalla construido por la Royal Navy, fue partido en dos por un impresionante cañoneo del acorazado alemán Bismarck durante la mañana del 24 de mayo de 1941 en las frías aguas del Atlántico Norte. En cambio, el HMS Renown fue dado de baja en 1948 y sobrevivió, después de muchas peripecias, a la II Guerra Mundial, que no es poco.

En la imagen de la postal descansan en el muelle de la colonia dos impresionantes buques de guerra, máquinas de guerra en pleno descanso, como los grande felinos después de una opípara comida. Pero, ¿son realmente los barcos de la postal los que nos cuenta el autor de esas palabras? Nunca lo sabremos, al menos, nos lo podemos apreciar desde la singular perspectiva de la postal.

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