Las cartas no sólo sirven para enviar unas palabras sino también son el testigo de una época, un fósil que nos informa de las vivencias de aquellos que las enviaron. Este libro, editado por Titánica, recoge veinte de ellas, que plantean la misma particularidad: están enviadas desde Gibraltar. Nos hablan, por ejemplo, de los tiempos de la II Guerra Mundial o los duros años de la posguerra.
La única colonia de Europa ofrece a los coleccionistas de sellos, en particular a los estudiosos en historia postal en general, una riqueza filatélica sin igual, pues sus marcas postales son inhabituales en la Península ibérica.
Centradas en su mayoría en los tiempos de la II Guerra Mundial, cada cubierta es un reflejo de las censuras y miedos de la época, así como los inicios de la posguerra, donde el comercio o el tráfico de pasajeros en grandes transatlánticos se hace habitual, pues el Peñón es la confluencia de las rutas marítimas habituales con América.
La Filatelia, considerada como una ciencia auxiliar de la Historia, es hoy más que nunca una afición singular, pues no son buenos tiempos para las cartas manuscritas. La instantaneidad de los mensajes electrónicos han producido una evolución de la letra escrita a mano, que por ahora ha quedado arrinconada.
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Portada del libro. © Titánica