La maja desnuda fue un encargo de Manuel Godoy al pintor Francisco de Goya para su gabinete privado. © Museo del Prado

La administración postal española tiene el honor de haber sido la primera, de cuantas existen por el mundo, en mostrar un desnudo femenino íntegro. En Navidades, por ejemplo, nos invaden los almanaques solidarios en los que se anuncian a bombo y platillo los desnudos masculinos y femeninos por una noble causa, que al final no es otra cosa que el timo de la estampita versión moderner y buenista. Una cosa es el desnudo, otra bien distinta posar sin ropa. ¿Verdad sempiternos bomberos del mundo?

Ya en la última década del siglo XIX y primeras del XX, muchos servicios de correos apostaron por motivos que no fueran las consabidas testas coronadas, así aparecieron algunos pechos, en los cuerpos de diosas de la mitología clásica o representaciones alegóricas de países como Liberia, Portugal y Uruguay, por citar solo algunos ejemplos. En España, país católico y conservador, se adelantó bastante a su época. Increíble, ¿verdad?

La aparición de los sellos sobre La maja desnuda causó un gran escándalo en la España cicatera y carpetovetónica de 1930. Los puristas protestaron enérgicamente de forma pública, por lo que consideraban contrario a la moral y el orden público. El uso de estos sellos corromperían a los niños inocentes que los coleccionaban. Entonces era fácil encontrar los chocantes sellos expuestos en los escaparates de las filatelias, afición hoy en retroceso y que cuesta visibilizar (una palabra moderner) en los medios de comunicación.

En 1952, la policía de Ostende (Bélgica) confiscó sellos de La maja desnuda del escaparate de una tienda de filatelia por considerarlos inmorales. Frank Sullivan, reconocido humorista estadounidense y columnista de The New Yorker, le encantaba pegar estos sellos en las cartas que escribía a sus amigos. En 2000, la emisión postal se inmortalizó en la novela Hit List de Lawrence Block, en la que el personaje principal, Keller, describía en detalle sus sentimientos de coleccionista adolescente al respecto. En la literatura filatélica la emisión de La maja desnuda de 1930 es considerado «probablemente, el sello más famoso de la historia con connotaciones sexuales».

Sello conmemorativo con el valor de 10 pesetas (Edifil nº 515). © wikipedia

La maja desnuda es el nombre filatélico de la serie de sellos postales de España de 1930 (Edifil nº 499-512), que muestran al cuadro homónimo (1800) de Francisco de Goya (1746-1828). Forman parte de una serie que conmemora la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929-1930), celebrada un año después del centenario de la muerte del pintor español.

Los sellos de la famosa serie se encargaron en Londres a la imprenta Waterlow & Sons de forma privada, pero Correos legitimó posteriormente esta emisión a cambio de una parte testimonial para destinarla a su circulación. Fueron emitidos con la intención recuperar los elevados costes de la reconstrucción de la Quinta de Goya, un pabellón dedicado a la exhibición de las obras del pintor español, donde se expusieron algunas de sus obras y grabados. De ahí que en nuestros días sean muy cotizados los valores que se encuentran matasellados sobre alguna carta circulada.

Retrato del pintor Francisco de Goya (Edifil nº 505).  © Pinterest

La serie iba más allá del famoso cuadro, constaba en total de 32 sellos. Catorce de ellos con valores faciales, que van desde un céntimo a cinco pesetas. Presentan un diseño en distintos colores de un retrato titulado El pintor Francisco de Goya (1826), del pintor valenciano Vicente López Portaña. La serie también incluía trece sellos de correo aéreo sobre algunos grabados de las series Los caprichos y Los disparates de Goya, así como otros dos sellos con la palabra Urgente sobreimpresa: sello ordinario y sello de correo aéreo, ambos con un valor nominal de 20 céntimos.

Los valores más altos corresponden al cuadro de la maja, con valores desorbitados para la época: una, cuatro y diez pesetas. Y, como dato muy del gusto de los coleccionistas, la serie fue grabada por el famosísimo José Luis López Sánchez-Toda. El número de sellos puestos en circulación esos tres días varía según las fuentes. Según un periódico de Nueva YorkThe Brooklyn Daily Eagle, del 1 de agosto de 1930, se vendieron un total de 29.000 sellos de la primera emisión de La maja desnuda de las tres denominaciones. Según fuentes actuales, se pusieron en circulación un total de 9.800 sellos de 10 pesetas y 231.000 sellos de las dos denominaciones restantes.

En nuestros días, donde parece que las costumbres se han liberado algo más que en la década de los treinta, resulta impensable que se emitan sellos con motivos de tal calibre, aunque sea la reproducción de una obra de arte. Prueben a publicar un cuadro con algún motivo de desnudo en redes sociales como facebook o instagram. En tiempos de correcciones políticas y autocensuras apenas hemos evolucionado. Mientras tanto, el valor de la serie dedicada a La maja desnuda no deja de crecer, si le añadimos las variantes de la misma, como los imperforados, pruebas de impresión y errores.

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