Tres valores de la serie de retratos de Isabel II al cumplirse los sesenta años de su coronación en 2013. © Norvic Philatelics
¿Qué son setenta años en el trono, Isabel? Apenas un suspiro en la larga historia de la monarquía británica, por cierto, la más glamurosa del planeta. Nada de reyes con caras de jubiletas y de dudosa ascendencia real. Así pensaría Isabel II mientras sostenía un horrendo sombrero a juego con el vestido plisado. Y es que le tocó ser reina de rebote, pues su tío fue un imprudente, le pasó el marrón (coronado) a su padre, un tartamudo que se quedó en Buckingham mientras los alemanes bombardeaban Londres, todo un gesto.
Pero así es la vida de los reyes, meras casualidades históricas, como ese cuñado nuestro que nos hace unas chapuzas y es tan pesado. Cuando estaba Isabel en Kenia alojada en un hotel sobre un árbol (sic) subió princesa y bajó reina, cuando se le comunicó la muerte de su padre por culpa de un cáncer de pulmón. Entonces la coronaron —ceremonia retransmitida por televisión, la primera de su clase—, crió a sus hijos, inauguró exposiciones, pabellones hospitalarios, presidió jurados caninos y estaciones de metro, en definitiva, envejeció… casi como una mujer más, pero con una de las fortunas más voluminosas del planeta.
Ocho valores para celebrar el jubileo de platino de Isabel II. © Linn’s Stamps News
Ya antes había ceñido la corona la reina Victoria durante casi sesenta y cuatro años, así que la ha superado por goleada. Pobre príncipe Carlos, con esa cara que nos muestra en los actos públicos, es decir, sonrisa ladeada y superada con creces la edad de jubilación. Entonces habrá desfiles, saludará la familia desde el balcón (en el mes de mayo próximo) y no sé si tendré el nivel suficiente de inglés para ponerme en primera fila, ondear la Union Jack y decir unas palabras que no sean: “¡Congratulations, your Majesty!”.
Todavía los reyes del Reino Unido son jefes de Estado de Nueva Zelanda, por ejemplo, así que tiene cosas que hacer al cabo del año o, si no va él por aquello de los achaques, puede mandar a sus nietos, que los tiene a miles. El Imperio ya no es lo que era, pero esa mujer nació cuando las dos terceras partes del planeta estaban bajo el cetro de los Windsor. Los tiempos pasan, pero la monarquía (británica, of course) continúa en el mismo sitio. Seguimos esperando los sellos de Carlos III. Go Britain!