En la postal reproducida se aprecia toda la majestuosidad del buque transatlántico de la década de los veinte SS Orontes. © Colección del autor
La verdad es que no sé por qué están de moda los cruceros. Tal vez se deba a los fastos (!) del Titánic o al drama mediático del Costa Concordia, que dicen los expertos que «reflotarlo será una tarea titánica» (sic) o, ya puestos, por la bajada de los precios, la pensión completa o la macabra aventura de embarcarse por «si pasa algo». No sé los motivos, pero los cruceros tienen su época —no piensen en Vacaciones en el mar, por favor— y su momento. Por eso pienso en el SS Orontes, el de la fotografía, donde apenas había moqueta y plástico.
El buque, que fue botado en 1929, realizaba al principio la ruta del Mediterráneo, pues recalaba en los principales puertos del Imperio, ya se pueden imaginar que tenía su escala en Gibraltar (se puede apreciar la Roca en la imagen), pero con los tiempos convulsos de la II Guerra Mundial se transformó en un buque más de transporte de tropas y heridos de cualquier frente. Pasada la guerra protagonizó lo que se denomina un verdadero crucero, de Inglaterra a Australia, en concreto al puerto de Sidney. Eso sí que son millas náuticas.
Destaquemos como pasajeros famosos a los miembros del equipo nacional de cricket en 1932, dentro de la gira por la las posesiones británicas por medio mundo denominada Bodyline. Tuvo al SS Orama, SS Orford, SS Oronsay y SS Otranto como buques gemelos. Un 21 de agosto de 1934 alguien decidió mandar una postal desde Gibraltar a Inglaterra. Curiosamente fue desguazado el SS Orontes en el puerto de Valencia en 1962.
Reverso de la postal donde se puede apreciar el valor postal y el matasellos. © Colección del autor
Y cerremos este artículo con la curiosidad del nombre con el que fue botado. Orontes es un río de Siria o un joven miembro de la familia real persa, ejecutado por Ciro el joven. Elija la que más le guste. Cada opción no puede ser más poética. Recuerden los barcos siempre van cargados de leyendas.