Manifestantes durante las protestas en la Puerta del Sol de Madrid durante las jornadas del 15M. © Aurora Petra
Las novelas de policías y ladrones pueden ser tan cercanas que a veces nos dan hasta repeluco. Una de las grandes y oscuras está impresa todos los días en los índices de la bolsa y de la dichosa prima de riesgo. Se lo imaginan, les hablo de la famosa crisis, esa que nunca se marcha y nos nos deja de acompañar por muchos años que transcurran. Eso sí que es una novela negra en toda regla y tan viva como el sol que nos alumbra todos los días.
Por sus páginas pululan el estafador, el lameculos de turno, el político corrupto (¡qué novedad!), la sordina espectacular de los medios de comunicación y… la verdad, la pura verdad, la que deja un mal regusto en las últimas páginas. Apunten el título de un libro de policías y ladrones de verdad, de esos para leer entre tintos de verano y sardinas a la plancha: Indecentes. Crónica de un atraco perfecto.
Ernesto Ekaizer (Buenos Aires, 1949), que es el periodista autor del libro, va hilando esta crónica con información de primera mano, en gran parte inédita, a la que ha tenido acceso a través de entrevistas y debates en varios países a lo largo de los últimos años. Afortunado él. Como si fuera un thriller, pero de los buenos. El cuadro que se expone ante el lector apunta a quienes pudiendo haber tomado medidas a tiempo, se zambulleron en la euforia: unos por intereses, otros por servilismo y los demás por ignorancia. Y el resto, el común de los mortales, a pagar la ronda.
Portada del libro de Ernesto Ekaizer, todo un clásico. © Amazon
Hay veces que en el libro algunos términos económicos no están lo suficientemente bien explicados, pero el meollo de la crisis, que tiene caras y apellidos conocidos, se expone de manera explícita. Cuando se llega a las últimas páginas se agradecería que el libro se transformara en una tableta y continuar así con lo que ocurrió ayer en la bolsa o en el BCE. Una lástima, pues el barullo de acontecimientos a los que nos vemos sometidos no nos deja ni respirar. No se preocupen, seguro que dentro de un par de meses el bueno de Ernesto nos saca de dudas, otra vez.
Las crisis son recurrentes, es lo que tienen. Llegan, desaparecen —como dicen que ahora ocurre— y, cuando menos te lo esperas, vuelven a castigar a los de siempre, a los de abajo. Así que no se sorprendan cuando vuelvan a publicarse libros de economistas mediáticos, sociólogos que chochean y periodistas metidos a narradores de superventas en las mesas de novedades de las librerías. Ojalá que la nueva crisis no caiga en España como ha ocurrido en la Hélade, entonces leeríamos textos sobre atracos perfectos, pero impunes. ¿Verdad, Ekaizer?